Miriam Leiva 1n183v
LA HABANA, Cuba, agosto (cubanet.sergipeconectado.com) - El actor Danny Glover y el intelectual Saul Landau, norteamericanos solidarios con los cinco prisioneros cubanos, juzgados como espías en Estados Unidos, visitaron a Gerardo Hernández en el Complejo Penitenciario Federal de California durante dos horas, a comienzos de agosto. La crónica escrita por ambos sobre el viaje, junto a la hermana mayor de Gerardo, ha sido divulgada por los medios oficiales cubanos, y apareció completa en el diario Granma el 20 de agosto.
Ellos describen la instalación de alta seguridad, de 192 mil metros cuadrados, construida hace seis años a un costo de 101,4 millones de dólares para 960 reclusos, así como detallan la visita: “Esperamos, pasamos calor, y luego entramos en otra habitación con aire acondicionado; finalmente se abre una puerta y pasamos al salón de visita. Un guardia nos asigna una mínima mesa plástica de tres sillas baratas de plástico por un lado (para nosotros), y del otro una para Gerardo. Él da las gracias por el esfuerzo por liberarlo del hueco, donde estuvo 13 días a finales de julio y principios de agosto”. Sobre la actualidad refieren: “Hablamos de Cuba, estaba al día de las noticias por medio de la lectura, la TV y de los visitantes que le informan. Se sintió alentado por las medidas tomadas por el Presidente Raúl Castro para enfrentar la crisis. En la televisión de la prisión vio parte del discurso de Fidel y las preguntas y respuestas de la reunión de la Asamblea Nacional”.
Es un loable gesto humanitario que el famoso actor Danny Glover se solidarice con los prisioneros, procure mejorar sus condiciones carcelarias y acompañe a sus familiares. He buscado alguna crónica del actor acerca de sus conversaciones con las autoridades cubanas sobre la circunstancia de la cruel muerte del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo y las condiciones infrahumanas de las cárceles cubanas (sin aire acondicionado, ni visita de amigos, ni internet, ni radio, ni a la TV sin censura, ni correspondencia y con muy limitadas llamadas telefónica), y no la he encontrado.
Allí los prisioneros de conciencia y políticos pacíficos (no reconocidos por las autoridades) sobreviven hacinados con reos comunes, en su mayoría jóvenes negros y mestizos. Quizás no se haya enterado de que Cuba tiene el cuarto lugar mundial de prisioneros con 531 por 100 000 habitantes, según estimados de El Mundo en Cifras, edición 2010, The Economist. La temperatura en las superpobladas celdas llega a casi 40 grados; pueden imaginarse los grados que alcanza en “el hueco”, casi sin la habitual agua fangosa, ni comida, ni medicamentos, rodeados de ratas, mosquitos, cucarachas, jejenes, ladillas y cuanto bicho pueda pensarse. A ellos no llegan llamadas telefónicas ni cartas de amigos y familiares, mucho menos del extranjero. Sería muy ilustrativo para el Sr. Danny Glover visitar uno de esos establecimientos penitenciarios al azar, sin un recorrido arreglado por el protocolo, y que hable con cualquier prisionero a solas, aunque ninguno estaría cómodo para conversar sinceramente por la certeza de que esté siendo grabado.
También hablaría a favor de la sensibilidad humana del Sr. Danny Glover y sus colegas que se interesaran por la represión que padece Reyna Tamayo, la madre del Orlando Zapata Tamayo, fallecido el 28 de febrero de 2010, después de una huelga de hambre en demanda de recibir tratamiento acorde con un ser humano. Ella es permanentemente hostigada por los oficiales de Seguridad del Estado y sus informantes, y reprimida los domingos cuando pretende visitar la tumba junto a cubanos solidarios. El cementerio está en el poblado de Banes, cerca del lugar de nacimiento de Fidel y Raúl Castro, cuya casa familiar ha sido convertida en museo.
Cuando la Federación de Mujeres Cubanas celebró el 23 de agosto el aniversario 50 de su fundación, con gran despliegue de propaganda sobre los logros de las mujeres, entre ellos la eliminación de la discriminación por raza y sexo, y se destacó el dolor de las madres de los 5 presos en cárceles de Estados Unidos, la Federación sigue siendo cómplice de los atropellos contra Reyna Tamayo, una cubana negra, humilde y madre de un hombre joven que murió en prisión.
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