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¿Qué ha pasado con la Solidaridad?

Tania Díaz Castro  6e2u1h

LA HABANA, Cuba, agosto (cubanet.sergipeconectado.com) - Si alguien está interesado en que la ayuda que ofrece Estados Unidos a los del Movimiento de Derechos Humanos en Cuba -MDHC- sea suspendida, es Fidel Castro. Vería uno de sus últimos sueños realizado antes de morir: hacer desaparecer de un plumazo a esos miles de cubanos que en Isla vigilan, denuncian en la prensa independiente y luchan porque se respete algún día la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Recuerdo como si fuera hoy, en octubre de 1987, las palabras del fundador de ese Movimiento, Ricardo Bofill, cuando nos dijo que los regímenes totalitarios, precisamente por la naturaleza de su estructura, duraban mucho tiempo y que aquellos que emprendíamos la lucha por la democracia, teníamos que tener paciencia y ser perseverantes. Además, nos dijo, él que no presumía de profeta, como otros, que esos regímenes se caían solos, como castillo de naipes o como las hojas del árbol más frondoso en el otoño.

Hoy, quienes se han cansado al parecer de esperar los frutos, no somos los que hemos resistido en la isla todo tipo de represión, marginación y hasta torturas psicológicas, sino algunos políticos demócratas y republicanos, dentro del propio gobierno norteamericano, interesados en tratar a la isla del doctor Castro como cualquier otro país, quizás como China y Viet Nam, dictaduras  que inspiran confianza comercial, puesto que  han implementado reformas capitalistas capaces de hacer avanzar sus economías y beneficiar a sus socios occidentales.

En realidad, cualquier tipo de ayuda que venga de Estados Unidos, el país que más lucha por la democracia en el mundo, irrita al régimen castrista.

Recordemos cómo en el programa político de la televisión cubana, Mesa Redonda, se decían horrores de Frank Hernández Trujillo, quien dirigió en Miami durante dieciséis años al Grupo de Apoyo a la Disidencia -GAD-, hasta hace unos días. A pesar de que más de quinientos disidentes cubanos firmaron un documento en 2009, que fue enviado al gobierno de Estados Unidos, donde se explicaba su importancia y se pedía que no se disolviera dicha organización, precisamente la que más  ayuda ha brindado desinteresadamente al MDHC con alimentos, medicinas, ropa, etc., el proyecto ha desaparecido por falta de fondos.

Vivimos, es cierto, en un mundo de tinieblas en que los seres humanos padecen de gran egoísmo y ceguera, en que Amistad es sólo el nombre de una calle habanera y Solidaridad, una palabra difícil de mantener. Luchar contra una dictadura totalitaria, aunque algunos lo vean  como ladrar a la luna o echar margaritas a los cerdos, es tarea casi imposible si no se tiene un importante apoyo moral y material.

Aquellos que quieren que esos cerdos se robustezcan aún más, han levantado la mano. Sabemos quiénes son.  





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