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El cliente nunca tiene la razn 6o2r3n Lucas Garve, Fundacin por la Libertad de Expresin LA HABANA, Cuba, agosto (cubanet.sergipeconectado.com) - Para solicitar cualquier servicio en Cuba es imprescindible revestirse de paciencia. Cualquiera puede sufrir un disturbio heptico en el mostrador de una tienda, una cafetera o frente a un carro de venta de comestibles. En la “shopping” del barrio las camisetas blancas las rebajaron a 2, 50 cuc, y all corr, pensando que se acabaran muy rpidamente. Como la tienda se encuentra cerca de la panadera, la oportunidad de comprar pan y camisetas en un solo viaje, pintaba propicia. Primero fui a la panadera porque no haba nadie esperando; tampoco encontr a las dependientas. Una cesta llena de panes serva de campo de aterrizaje a las moscas.Al cabo de tres minutos de espera apareciuna dependienta tablilla en mano; sin dirigirse a m, que esperaba, cont y anot la cantidad de panes cubiertos de moscas que haba en la cesta. Cuando concluy regres al interior del establecimiento, y segu esperando a que alguien me atendiera. A los diez minutos apareci otra empleada, de las cuatro que all trabajan, y sin disculparse por la demora, tom el pan de la cesta, me lo entreg, le pagu y me fui con el pan a la “shopping”, sin perder el optimismo, porque si se pierde el optimismo en Cuba, es mejor morirse. En la tienda, una empleada atenda a una clienta. Como se demoraba, ped a otra vendedora que conversaba con una tercera, que me atendiera. Que pintaban aquellas mujeres paradas junto a la caja contadora en animada conversacin? Cuntas empleadas eran necesarias para atender una tienda de tres metros por tres? La respuesta de la vendedora fue negativa, y ya sumbamos cuatro las personas esperando. Las plantillas de trabajo infladas son otro problema a resolver. Para divulgar por el mundo que en Cuba hay pleno empleo, se acumul fuerza de trabajo en sectores donde no se necesita. Segn datos ofrecidos por el gobierno, ms de un milln de trabajadores sern trasladados a otras reas, o quedarn desempleados, con el propsito de arreglar el desbarajuste econmico provocado por las plantillas infladas. Lo mslamentable del asunto es que, a pesar del exceso de empleados, el servicio es desastroso y no se habla de un cambio de mentalidad en los trabajadores, los es, ni en los gobernantes. Ni siquiera con el fin de salvar al rgimen. Incluso los partidarios ms probados, recalcitrantes y sinceros temen expresar lo que piensan: estn condenados al silencio. |