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Sofisma: resultado final de las Cumbres Iberoamericanas 1v2c1b Mario J. Viera PORT CHARLOTTE, Florida, diciembre, cubanet.sergipeconectado.com -Ya desde la celebracin de la VI Cumbre celebrada em Via del Mar, en 1996, las Cumbres Iberoamericanas han perdido credibilidad. Aquella VI Cumbre se desarroll bajo el lema de “Gobernabilidad para una democracia eficiente y participativa”. Sus conclusiones entonces parecan un compromiso con los principales valores de la democracia. Se expresaba de manera contundente el compromiso “con la democracia, el estado de derecho y el pluralismo poltico, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, el imperio del Derecho Internacional…” Se declaraba tambin, como elementos esenciales de la democracia, la independencia de los poderes pblicos y su mutuo control, as como la representacin y participacin de mayoras y minoras y las libertades de expresin, asociacin y reunin, el a la informacin, elecciones libres, peridicas y transparentes y exiga que ningn ciudadano se viera afectado en sus derechos “…en nombre de una visin dogmtica acerca de la sociedad, del Estado o de la economa, debe afianzarse hondamente en la cultura democrtica…”. Todo muy impecable. Una variopinta composicin de gobernantes desde la derecha, el centro y la izquierda firm aquella Declaracin. Como Jos Mara Aznar de Espaa, Rafael Caldera de Venezuela quien en su primer periodo presidencial legalizara al Partido Comunista y, en 1994 ganara la presidencia con el apoyo de partidos de izquierda como el Movimiento al Socialismo (MAS), el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y a quien debe Hugo Chvez la amnista que sobresey su sancin por su intento fracasado de golpe de estado; Violeta Barrios de Chamorro de Nicaragua; Sanguinetti del Uruguay; Fujimori por el Per y Ernesto Zedillo de Mxico, para slo sealar los gobernantes ms representativos de las distintas posiciones polticas que se dieron cita en la VI Cumbre. Y en medio de toda esta mezcla emerga la figura del usurpador del gobierno de Cuba, Fidel Castro. Se comprometa Castro con los postulados de la Declaracin de Via del Mar? Es claro y evidente que para Castro, todo lo que emanara de una Cumbre Iberoamericana sera solo debates, papel y tinta desperdiciados y sin ningn valor vinculante. Sin sonrojo alguno, el usurpador cubano fue a sentarse como igual junto a los gobernantes democrticamente electos en el seno de la VII Cumbre, esta vez celebrada en la Isla Margarita de Venezuela. No hubo ninguna voz que le reclamara por el cumplimiento de las resoluciones de la pasada Cumbre. En esa Cumbre el tema sera “Los valores ticos de la democracia”. De nuevo los dignatarios se declararon convencidos “que la democracia es no solo un sistema de gobierno, sino tambin una forma de vida…”. Afirmaron que la “tolerancia, la capacidad de valorar y aceptar el pluralismo; el derecho a la libre expresin y al debate pblico; el respeto, la promocin y la proteccin de los derechos humanos, (…) la validez del dilogo en la solucin de los conflictos (…) son principios y valores ticos de la prctica democrtica…”. Nada que estuviera decidido a cumplir el usurpador. El firmara tambin esa declaracin con puntos tan conflictivos con su sistema de gobierno como: la promocin y el respeto de los derechos humanos; la existencia de partidos polticos y transparencia de los procesos electorales; el derecho a la informacin, incluyendo los derechos a la libertad de expresin, de informacin y de opinin y su requisito de pluralidad de medios de comunicacin libres. Aunque no cumpliera con aquellos puntos de la Declaracin el continuara siendo la vedette publicitada de las siguientes cumbres. Satisfecho se marchara con el regalo que se le concediera a cambio de nada, el “enrgico rechazo a la puesta en prctica de la denominada Ley Helms Burton, as como a las recientes acciones del Congreso de los Estados Unidos orientadas a ampliar el alcance de tal legislacin” y la exhortacin al gobierno de los Estados Unidos para que reconsiderara “la puesta en prctica de dicha Ley, que atenta contra los principios que rigen la convivencia internacional…” Dos aos despus se honraba al castrismo con la celebracin de la IX Cumbre en la capital cubana en noviembre de 1999. No hubo ninguna crtica a la gestin del totalitarismo en Cuba. No hubo una voz que condenara la reciente promulgacin en Cuba de la Ley “88 de Proteccin de la Independencia Nacional y la Economa de Cuba”, cuyo nico propsito era acallar al movimiento del periodismo independiente crtico del castrismo y, por tanto una violacin de la libertad de expresin, de informacin y de opinin que proclamaba la Declaracin de la VII Cumbre y un rechazo total al requisito que exiga la misma de la pluralidad de los medios de comunicacin libres. Aunque Castro haba desatado la represin previo a la reunin cumbre, la nica exhortacin que la IX Cumbre hizo no fue dirigida al dspota sino al gobierno de los Estados Unidos, para poner fin a la aplicacin de la Ley Helms-Burton. En esta Cumbre se incluy un prrafo de condena a la organizacin terrorista vasca ETA que provoc su rechazo por parte de Fidel Castro y un sobreentendido ataque al Presidente de El Salvador Francisco Flores quien le ripostara diciendo: “Una cosa es que reconozcamos que hay actos de terrorismo y busquemos los mandatarios ver cmo los resolvemos; otra cosa es que usted tome la palabra y, en este foro, acuse al Gobierno de El Salvador de estar protegiendo actos criminales. Eso es absolutamente intolerable, especialmente viniendo de usted. Es absolutamente intolerable que usted, involucrado en la muerte de tantos salvadoreos; que usted, que entren a muchsimas personas para matar salvadoreos, me acuse a m de estar involucrado en el caso de Posada Carriles. Hemos tenido paciencia con usted seor Castro. El ao pasado usted acus a mi gobierno de estar protegiendo un asesinato que se iba a perpetrar contra el presidente Chvez. Hemos tenido paciencia”. Fue esta la nica ocasin que un presidente latinoamericano enfrentara a Fidel Castro dentro de una Cumbre Iberoamericana. El 18 de marzo de 2003 el rgimen castrista lanz una redada en contra de numerosos periodistas independientes y disidentes que llev a la crcel a 75 de ellos, condenndoles bajo los postulados de la Ley 88. En noviembre de ese mismo ao, esta vez en Bolivia se celebr la XIII Cumbre Iberoamericana bajo el proyecto de “La inclusin social, motor del desarrollo de la Comunidad iberoamericana”. En todo el mundo se elevaban voces condenando la represin desatada en Cuba y el fusilamiento de tres jvenes que secuestraron una embarcacin con intenciones de emigrar a los Estados Unidos. No hubo ninguna crtica en la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno a Castro. Castro, quiz molesto por el enfrentamiento de Francisco Flores, no asisti a ese encuentro. En su lugar se present el ahora defenestrado Vicepresidente del Consejo de Ministros Carlos Lage. En el punto 6 de la Declaracin, se repeta la acostumbrada exhortacin al gobierno de los Estados Unidos con respecto al embargo y a la ley Helms-Burton. Nuevo triunfo para Castro y descrdito por omisin de la Cumbre Iberoamericana. Nuevamente en la XIV Cumbre se repite la clusula, feliz para el castrismo, con la reiterada protesta “enrgica” en contra de la Ley Helms-Burton y la consiguiente exhortacin al gobierno americano. Ninguna protesta en contra de la Ley 88 ni exhortacin a la tirana cubana de liberar a los presos de conciencia. En esa Cumbre se incorpor un comunicado especial sobre terrorismo. Nada se dijo sobre el santuario que reciben conocidos terroristas en Cuba; pero si se incluy una clusula de castrista retrica: “…observamos con profunda preocupacin la reciente liberacin de cuatro conocidos terroristas de origen cubano, responsables, entre otros crmenes, del intento de ejecutar un ataque terrorista en el marco de la X Cumbre Iberoamericana. Los resultados de dicha liberacin son incompatibles con los esfuerzos que debe hacer la comunidad internacional para prevenir y combatir eficazmente el terrorismo”. Inisible es que una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno califique de terroristas a un grupo de personas, que a la luz del Derecho Internacional deben ser considerados presumiblemente inocentes antes de que un tribunal imparcial e independiente les declare culpables de delito. Quiz el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 vistiendo los asaltantes el mismo uniforme de los atacados sea considerado por la Cumbre Iberoamericana como accin heroica y no como un acto terrorista y delito de guerra. Castro vuelve a hacer acto de presencia en la siguiente Cumbre celebrada en Salamanca, Espaa y contento llega a su conclusin con la incorporacin de una clusula que apoya “las gestiones para lograr la extradicin o llevar ante la justicia al responsable del atentado terrorista a un avin de Cubana de Aviacin en octubre de 1976, que caus la muerte a 73 civiles inocentes”. No importa que se haya probado o no la culpabilidad del “responsable del atentado”. No importa que en Cuba se refugien terroristas de la ETA y de las FAR de Colombia. Esta misma clusula se registrara tambin en otras declaraciones de las consecutivas cumbres. Acaso no es un gran sofisma, para no decir una colosal mentira lo que se afirma en la Declaracin oficial sobre “La defensa de la democracia y el orden constitucional en Iberoamrica?: “… nuestra comunidad se asienta en el respeto irrestricto del Estado de Derecho (…) el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales…”. La negacin de tal concepto que abarca sin excepciones a toda la comunidad americana son Cuba, Venezuela, Honduras, Bolivia y Nicaragua, donde la categora de “estado de Derecho” est totalmente ausente y sus jefes de gobierno se colocan por encima de las leyes; pisotean las libertades de opinin, expresin y prensa libre y la Declaracin de los Derechos Humanos es para ellos solo un papel de desecho. No es acaso un sofisma afirmar, como se afirma en este comunicado especial que “la democracia constituye un valor universal que hace parte del acervo de la Conferencia Iberoamericana, desde su primera reunin en Guadalajara en 1991…” Sofisma mayor es el acuerdo emanado de la Cumbre de Mar del Plata de una clusula de proteccin de la democracia, redactado de la siguiente manera: “Adoptar una clusula de compromiso con la promocin, defensa y proteccin del Estado de Derecho, del orden democrtico, de la soberana de los pueblos, de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, incluyendo entre otros el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de la persona, el no sometimiento a torturas ni penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, el no ser arbitrariamente detenido, preso o desterrado, ni objeto ejecuciones sumarias y arbitrarias, de desapariciones forzadas, y la libertad de opinin y expresin”. Para los violadores de tales principios se propone entre otras la medida de suspensin del Estado violador “del derecho a participar en los distintos rganos e instancias, as como del goce de los derechos y de los beneficios que se derivan de ser miembro de la Conferencia Iberoamericana, hasta que el orden constitucional sea restablecido” En Cuba existe un gobierno usurpador, que se ha impuesto con el poder de las armas, la intimidacin y la represin; que no ha cumplido con los principios que se dicen ser acervo de las Cumbres Iberoamericanas, que ha pisoteado los derechos fundamentales de sus ciudadanos, que ha establecido la dictadura de un partido poltico nico reconocido legalmente. El gobierno de Castro conserva su asiento permanente dentro de las Cumbres Iberoamericanas y por otra parte no se invita al gobierno legtimamente electo de Honduras a participar en el encuentro regional. Como esta Cumbre se rene bajo el tema de “Educacin para la Inclusin Social”, era necesario agregar un nuevo sofisma dedicado al tema: “Promover la universalizacin de la educacin de calidad como un derecho humano fundamental e inalienable a ser protegido y garantizado por todos los Estados iberoamericanos para toda la poblacin sin discriminacin”. El lema de “la universidad es para los revolucionarios” que impone el gobierno castrista es una discriminacin evidente en contra de aquel sector de la sociedad que no comulga con los dogmas ideolgicos de la elite dominante. En ninguna cumbre anterior y es probable que en ninguna de las que posteriormente se celebren se criticar esta discriminacin presente dentro de la sociedad cubana impuesta oficialmente desde las ms altas esferas del poder. En realidad estas cumbres amables con los tiranos no merecen mayores comentarios, representan una vergenza para la comunidad iberoamericana y un organismo sin prestigio alguno; son solo eso, sus declaraciones constituyen un verdadero compendio de sofismas. |