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La madrina Conga i213k Tania Daz Castro LA HABANA, Cuba, noviembre (cubanet.sergipeconectado.com) - Conga es una mujer de piel oscura, de ochenta aos y una sonrisa de oreja a oreja. Le pregunto por qu sonre siempre y me responde: -Para que la vida me sonra. Hace ms de cuarenta aos que se gana la vida lanzando los caracoles, respondiendo preguntas a quienes acuden a ella, tratando de escudriarles el futuro y el pasado. Sus ojillos despiden una luz fuera de lo comn, algo misteriosa, como si se tratara de una fuerza que ni ella misma reconoce en toda su magnitud. Todava hoy, me dice, no necesita de ninguna jubilacin para alimentarse, porque sabe ganarse la vida con sus caracoles. Adems, tiene un montn de ahijados que no la abandonan. Ni siquiera los que estn presos, que segn ella, no son pocos. Y es cierto. Aunque los medios de informacin del gobierno slo dicen que el corredor de la muerte de Estados Unidos tiene el doble de negros que de blancos, en Cuba ocurre lo mismo. La mayora de los cien mil condenados a prisin son jvenes negros, algo que no refleja la composicin demogrfica del pas. Adems, son muchos los negros que han sido fusilados. Sobre este tema, la madrina Conga me dice que los negros, en realidad, no han tenido mucha suerte bajo el rgimen de Fidel Castro. En primer lugar, seala que no formaron parte del Ejrcito Rebelde que luch contra el dictador Batista. En segundo lugar, durante ms de 30 aos, por la intransigencia del gobierno, se les prohibi profesar su religin, la de sus padres y abuelos. Tenan que hacerlo a escondidas. En tercer lugar, se quedaron rezagados. Ella no puede explicar por qu, pero asegura que se quedaron atrs socialmente. -Y mire si es as -me dice-, que en la alta poltica slo hay uno, o dos. Nada ms. -No son fciles. Son muchachos rebeldes, que se sienten marginados por el color de su piel, acostumbrados a buscarse la vida a diario, y sobre todo, saben que carecen de buena suerte. Cuando se sientan frente a m parecen nios y yo los aconsejo como si lo fueran. Todava no tienen suerte. No s por qu. |