Detrs de la fachada 5u222v

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, enero (cubanet.sergipeconectado.com) – La ideologa seguir liderando el curso histrico de la revolucin cubana. No hay equvocos. Ese es el centro rector de todo el andamiaje de un proyecto que ha sabido preservarse de transformaciones de fondo. Usa nuevamente el barniz, la falsa expectativa, el disfraz de ocasin y una bolsa repleta de mscaras.

El diputado Alfredo Morales Cartaya, ministro de Trabajo y Seguridad Social fue enftico en su intervencin ante el plenario de la II Sesin Ordinaria de la Sptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Puls la mismas cuerdas y enton la retrica que la nomenclatura recicla y reparte a sbditos y consortes con el objetivo de recordar cul es el curso de la historia mientras los viejos rostros de la nomenclatura continen en cartelera.

Cartaya ha puesto en primer plano el xito de su gestin. Gracias a una diligente implicacin de l y otros funcionarios, la Ley de Seguridad Social ha sido asumida por la mayor parte de los trabajadores cubanos. Segn dijo en su discurso, “algunos se opusieron a determinados cambios”, pero faltaron los nmeros incmodos y el paso hacia la credibilidad. Prefiri traer a colacin las estadsticas tiles para magnificar la “eficiencia” de las polticas del gobierno y las instituciones afines.

Lo importante es que a partir de ahora el aumento de las edades para acceder a la jubilacin cuenta con un incuestionable respaldo popular y legal. La Asamblea no pierde la costumbre de la unanimidad, y el asunto qued resuelto, listo para su aplicacin tan pronto se ajusten los mecanismos ejecutivos y ciertos arreglillos con el propsito de vender la imagen de una estrecha coincidencia de los intereses del gobierno con los del pueblo.

Los hombres debern aguardar hasta cumplidos los 65 aos para jubilarse, anteriormente a los 60 podan hacerlo. En el caso de las mujeres el listn sube de 55 aos a 60.

Ese es el dictamen final que obedece a motivaciones tales como la sombra combinacin de la baja tasa de natalidad, el aumento de la esperanza de vida, los magros resultados en la productividad del trabajo, entre otros aspectos imposibles de corregir en plazos breves. Los analistas pronostican algunas soluciones tras el paso de una dcada. Esto, si se acometen una serie de reformulaciones tericas y prcticas de carcter institucional. Esa no parece ser la intencin. Los hechos hablan por s solos.

En el cnclave tambin tom parte Salvador Valds Mesa, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Su intervencin estuvo en el mismo tono. Volvi a la pormenorizada exposicin del ciclo de asambleas efectuadas en los diversos centros de trabajo para crear conciencia alrededor de la referida Ley de Seguridad Social finalmente sancionada por el legislativo, sin reservas de ningn tipo.

Ambos funcionarios coincidieron en enfrentar el fenmeno de la vagancia, un estilo de vida que en Cuba tiene centenares de miles de adeptos. Lo que no especificaron ninguno de los dos son las causas que motivan la adopcin de lo que muchos suelen calificar como parasitismo social. Qu estmulo podra tener un joven para emplearse en una entidad estatal que como promedio paga al mes 21 dlares? Por otro lado, de forma recurrente, las autoridades significan que sin el crecimiento de la productividad es imposible valorizar en su justa medida la moneda nacional.

Cmo lograr esto sin un cambio estructural que contemple la legalizacin de la iniciativa individual en el mercado del trabajo? Por qu proseguir sosteniendo empresas estatales irrentables a costa de un presupuesto cada vez ms difcil de sostener? Qu economa puede ser eficiente y funcional cuando su contabilidad depende del alocado entrelazamiento de tres monedas diferentes, el dlar, el peso convertible y el peso cubano?

Morales Cartaya y Valds Mesa cumplen con una tarea del partido comunista que en esencia es el verdadero rector de cuanto acontece en Cuba. Ese pas artificial que disean a golpe de congresos y promesas es el que se asume como autntico. Ellos Insisten en la utopa.

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