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Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (cubanet.sergipeconectado.com) - Ral Castro busca remodelar el socialismo. En su diseo poltico no aparece la palabra transicin. Slo discretas aperturas con el fin de incentivar las expectativas en torno a un proyecto donde la disciplina y la eficiencia sean dos de los temas fundamentales.

Tiene en sus manos el inventario del desastre. Las estadsticas fidedignas y no el legajo de fraudes que solan presentar como pruebas del xito. El soporte de los triunfos era puro artificio.

Tras casi 50 aos de liderazgo fidelista hay una realidad inobjetable: El socialismo en Cuba ha sido una suma de disparates con plena capacidad para derribar mitos, semblanzas exticas y delirios.

La revolucin fue una leyenda pica que alcanz notoriedad gracias a una combinacin de circunstancias histricas y geopolticas. Cuando llegue el momento de ventilar pblicamente los aciertos y errores, sobrarn elementos para respaldar la tesis que certifique el carcter meditico del proceso.

Quien haya vivido en la isla durante los ltimos diez lustros y se considere una persona medianamente perspicaz y honesta puede dar cuenta de una tragedia generacional de extraordinarias proporciones.

No importa que sea graduado universitario, obrero de excelencia, ama de casa o jubilado. Todos mostrarn los mismos sntomas: desesperanza, apata, enajenacin, tendencia natural a la indisciplina, egosmo, doble moral. En ese rango se mueve el carcter del cubano, aunque se insista en publicitar la unanimidad con relacin a las polticas gubernamentales junto a un patriotismo que nada tiene en comn con la realidad.

Socialmente el pas est desarticulado. En la actualidad existen elementos afines a la anarqua. Las leyes apenas se respetan y los niveles de corrupcin posibilitan un fcil reacomodo de los infractores. De vez en cuando se tratan de corregir situaciones con metodologas de fuerza, pero en poco tiempo vuelven los aires de la degradacin.

Lo peor del caso es que el rgimen ha invertido todo el tiempo en el poder en causas tal vez demasiado onerosas para el pas. En vez de mirar hacia dentro y trazar planes de desarrollo tanto estratgicos como sustentables, quisieron asumir un papel protagnico en el concierto de la guerra fra por medio del fomento de la lucha armada en el Tercer Mundo, el liderazgo en foros internacionales y otras prioridades divorciadas de los ms perentorios intereses nacionales.

Cuba no es ni socialista ni revolucionaria. Basta con saber que decenas de miles de personas viven en tugurios sin mnimas condiciones de habitabilidad. Quines son los que pueden aspirar a un mejoramiento de su nivel de vida? El que ejercita la estafa, el marginal, los que medran en la sombra de una ideologa sin futuro e incapaz de crear soportes legtimos para una gobernabilidad con sus respectivos equilibrios.

En un pas eminentemente agrcola apenas se cosechan alimentos para suplir la demanda de una poblacin de ms de once millones de habitantes.

El 84% de los comestibles deben ser adquiridos en el mercado internacional. Este ao las erogaciones rondan los mil novecientos millones de dlares, cifra que sirve como indicador de la peligrosa dependencia en este rubro. Es Cuba un pas soberano e independiente?

En sentido general, el balance de la implantacin de lo que todava se ufanan en llamar socialismo es negativo si se toman en cuenta la cantidad de recursos humanos, materiales y financieros invertidos en un lapso tan extenso, sin una cantidad proporcional de beneficios.

Regularmente se hace mencin al embargo norteamericano como el motivo principal de la pesadilla del subdesarrollo en Cuba. Es una aseveracin simplista.

Sin lugar a dudas, hay afectaciones a causa de las medidas punitivas tomadas a partir de 1960 y posteriormente recrudecidas en 1992, 1996 y 2004. No obstante, buena parte de las explicaciones del desbarajuste actual se basan en errores internos que van desde el voluntarismo, el arbitrario reparto de los recursos y la larga secuencia de indisciplinas sociales, hasta la implementacin de metodologas laborales obsoletas, la enfermiza centralizacin que enajena la productividad del trabajo y el hincapi en desvalorizar las ideas relacionadas con la creacin de riquezas.

Ahora se levantan ciertas prohibiciones que dan fe del perfil humillante del sistema. Contar con el derecho a tener un telfono celular, ver pelculas en formato DVD, calentar el almuerzo en un horno microondas y tener la potestad de alquilar una habitacin en uno de los hoteles, antes a disposicin del turismo internacional, podran ser las primeras tareas del desmontaje de algunas de las piezas ms arcaicas del sistema.

Dudo que la mente de Ral Castro albergue cambios de fondo en el sistema. Me inclino por pensar en una serie de reajustes tcticos con tal de obtener cuotas de legitimidad y conservar el poder.

La dimensin de la apertura depender de la convergencia de los planes concretos diseados por la nomenclatura y el efecto de los elementos subjetivos como siempre agazapados tras lo impredecible. Son muchos los factores que podran alterar el curso de los acontecimientos.

De lo que s se puede estar seguro es que el general Castro no asumir el rol protagnico en una pretendida transicin a la democracia. Sera lo deseable, pero creo que es hora de romper definitivamente con las utopas. Por lo menos a mediano plazo, se avizora una sucesin. Despus de esas fronteras hay mucha niebla y signos de interrogacin.