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Los valores de Retamar 3m5c3z Frank Correa LA HABANA, Cuba, febrero (cubanet.sergipeconectado.com) - Hace poco vio la luz en Internet un trabajo del poeta Roberto Fernndez Retamar, presidente de Casa de las Amricas, titulado Crisis de valores en Cuba?, donde da respuesta a una alarmante condena meditica oficialista: “La juventud est perdida”. En once cuartillas el poeta y funcionario de la cultura devela las causas que lo obligan a opinar sobre este polmico tema, reconoce tcitamente que “simplemente tendremos que aceptar, por ms que nos duela, nuestra sociedad, y no solo su segmento ms joven, se encuentra inmersa en medio de una profunda crisis de valores… donde se aprecia a todas luces, en la mayora de las personas menores de cincuenta aos, un evidente abandono de las buenas costumbres, las tradiciones, normas morales, de convivencia social y de respeto mutuo, un creciente y peligroso irrespeto al derecho ajeno, a la propiedad social, al cuidado del entorno, a las personas mayores, y un crecimiento inversamente proporcional a la chabacanera, las malas conductas sociales, el desapego al trabajo, la violacin de la ley, el incremento de las maneras incorrectas, la falta de educacin formal, el desconocimiento y la falta de inters por la Historia patria, la lengua materna, la cultura autctona”. Y se pregunta inmediatamente: “Cmo es posible semejante paradoja en un pas con un gobierno que lo ha dado todo por su pueblo, particularmente en la educacin, al que considera modelo universal?” Retamar intenta explicarlo desde su punto de vista, a partir de la relacin directa que ve con la esencia de su trabajo, refirindose como valores al conjunto de normas, tradiciones, costumbres, hbitos de conductas y respeto, establecidos como conceptos, convicciones y principios humanistas, polticos e ideolgicos acerca de lo bueno, lo malo, lo moral, lo honesto, lo perfecto, lo til, lo bello, lo permisible, lo legal, lo humano, lo patritico, los deberes y derechos ajenos, que “al ser interiorizados a travs de todo el proceso educativo que recibeel individuo de parte de la familia, el ambiente social en que vive, la escuela, la sociedad en su conjunto, acorde a la poca histrica concretaque le toc vivir, los asume voluntariamente como parte ntegra de su formacin educacional y de la vida misma, los cuales llegan a convertirse en slidas convicciones arraigadas en lo ms ntimo del mundo interior del sujeto”. Varios prrafos despus sentencia: “Pero la prolongada falta de satisfaccin de las necesidades de la poblacin, aumentadas por los rigores del bloqueo, unido a los continuados errores en la direccin de la economa a nivel nacional, as como las peridicas catstrofes naturales que en gran medida han ayudado a enmascarar la responsabilidad de muchos por las malas decisiones econmicas, as como las deficiencias en la educacin, hizo que poco a poco las generaciones emergentesse fueran desatendiendo de aquel futuro luminoso prometido desde los tiempos de sus abuelos, y que nunca acababa de llegar y cada vez pareca estar ms y ms lejos, hasta convertirsepara los jvenes de hoy en una quimera en la cual crean menos cada da, pues al no ver solucin a sus necesidades materiales de existencia, dejaron de confiar en el discurso oficial y se desatendieron del mismo, poniendo en primer plano sus propios intereses”. Desde su plataforma marxista, Retamar critica la violacinen Cuba del principio de distribucin socialista “De cada cual segn su capacidad a cada cual segn su trabajo”, sustituida por una plaga de dogmas, formalismos, rutinas, la repeticin mecnica del discurso oficial, las arengas, las consignas, vueltos caldo de cultivo para procrear corruptos y oportunistas sembrados en lo cargos de direccin,desde donde lucran como seores en sus feudos y se oponen con todo su poder a quienes tratan de impedir tales prcticas. Con un notado sentimiento de culpa el poeta reprende lo ineficaz del sistema educativo en Cuba, reprocha los lineamientos para rescatar los valores perdidosen la sociedad cubana que tardamente traza el gobierno, a su juicio demasiado genricos, esquemticos,pues para ese propsito indica una larga receta de discursos, frases, lemas en paredes y murales, matutinos en escuelas y centros laborales, como si el rescate de lo perdido y la solucin a la crisis de valores que sufre la sociedad fuese una tarea ms de orientacin, dictada por el organismo superior que debe ser cumplida obligatoriamente por todos. Y concluye: “La juventud no est perdida. Lo que hizo fue seguirnos a nosotros, los mayores, que avanzbamos por un rumbo equivocado”. |