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El blanco de Venezuela 5c5i2b

Jos Hugo Fernndez

LA HABANA, Cuba, febrero (cubanet.sergipeconectado.com) - La esfumacin del arroz por venta liberada en todos los mercados agropecuarios de La Habana, no slo le ha propinado el tiro de gracia al viejo dicho popular: “Ests como el arroz, en todas las bocas”, sino que, adems, dio origen a otro dicho, fresquecito, de reciente factura, que a diferencia del arroz, est ahora en todas las bocas de los habaneros: “Somos el blanco de Venezuela”.

El asunto es que segn vox ppuli, nuestros caciques han comenzado a exportar arroz hacia Venezuela, dicen que como parte de uno de esos intercambios macarrnicos que suelen establecerse entre las monarquas de ambos feudos.

Sea cierto o falso, el hecho es que de improviso se ha perdido el arroz liberado en las tarimas de los mercados de la capital. Y como la costumbre hace el hbito, estamos ya habituados a que cuando algo de lo poco que tenemos se nos pierde de la vista, se debe, invariablemente, a un desvo aplicado por quienes tienen la mala maa de desvestir a un santo, nosotros, para vestir otro, en este caso nuestros santos compaeros de naufragio, los bolivarianos del siglo XXI.

Es lo que ha ocurrido con los mdicos y tcnicos de la salud -simbolizados por sus batas blancas-, cuya ausencia de nuestros hospitales y policlnicas resulta cada vez ms escandalosamente sufrida. Y es lo que podra estar ocurriendo ahora con el arroz. De ah el origen del nuevo dicho: “Somos el blanco de Venezuela”.

Claro, tambin podramos decir que somos el gris o el verde de Venezuela, en tanto han sido igualmente desviadas en su rumbo nuestras escasas producciones de cemento, o nuestras fatalmente abundantes fuerzas de verde olivo.

De todas formas, ninguna otra ausencia, tal vez ni siquiera la de los mdicos, nos resulte ms sensible que la del arroz, habida cuenta la tremenda importancia que le damos a la inclusin de ese grano en nuestra dieta diaria. Todo el que nos conoce sabe que para la mayora de los cubanos no contar con arroz como plato bsico en cada comida del da equivale punto menos que a no comer.

Es lo que sucede en estos das, cuando hemos tenido que ceirnos a la cuota para pajaritos que nos expenden cada mes mediante la libreta de racionamiento.

Luego, para mal de males, la esfumacin del arroz coincide hoy con una nueva etapa de sequa en nuestras disponibilidades de petrleo, la cual se hace evidente, como siempre, en el agravamiento de los problemas con el transporte pblico.

Tal coincidencia sugiere que al mismo tiempo en que se nos corrobora, con nuevos desvos, como el blanco de Venezuela, ese pas tiende a dejar de ser el negro de Cuba.

Y conste que si as fuese, el sesgo discriminatorio no se limita a una mera cuestin de colores.