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Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (cubanet.sergipeconectado.com) - Es desconcertante la pltica con un interlocutor con tantos altibajos en el carcter. Hoy puede ser simptico, receptivo, moderado y corts. Maana, un paladn de la vulgaridad, el cinismo y la arrogancia. En sntesis, las esperanzas de forjar un dilogo genuino terminan en el fracaso. El escenario es dominado por el desplante y otros fenmenos que apuntan al boicot. En segundos se regresa al punto inicial, a esa zona donde el esperado clima para la negociacin es pura ceniza.

Este es el retrato de lo que acontece entre el gobierno cubano y quienes tratan de establecer el marco para una positiva evolucin que concluya en acuerdos duraderos. La Unin Europea, encabezada por Espaa, insiste en tender la mano. Sin embargo, no consigue una respuesta similar del otro lado, al menos con la consistencia y la definicin requerida como para quedar convencidos de la seriedad del gesto.

No es que se rehse totalmente a la oferta, pero los asuntos ms sensibles, si es que son abordados, se constrien a leves menciones o a una completa omisin. En virtud de allanar el camino al dilogo se podran estar sacrificandotemas esenciales, muchos de los cules se traducen en problemas de carcter humanitario, como es la liberacin de una veintena de prisioneros de conciencia a causa de su estado de salud, debido a las deplorables condiciones de encarcelamiento.

Ceder ms all de lo necesario sin una perspectiva clara de qu se va a obtener en materia de apertura, sera como jugar ftbol en un terreno cenagoso. No es lgico invertir recursos polticos y diplomticos en funcin de tcticas que podran redundar en efectos contrarios.

Darle mayores mrgenes de legitimidad a una lite de poder que no parece tener ninguna intencin de cambio, podra incentivar la propensin al uso de la fuerza en intramuros de manera ms rigurosa, como viene ocurriendo en los ltimos meses.

La represin presenta una tendencia al alza, no solo contra las fuerzas de la disidencia interna. Las detenciones, registros corporales, imposicin de multas y penas de crcel contra presuntos infractores de la “legalidad” socialista, as como el recrudecimiento del maltrato a los condenados por delitos de opinin, revela el marcado deterioro de la situacin.

Por ejemplo, los ciudadanos que esperaban una gradual descentralizacin en el rea econmica, como va para contar con la posibilidad de ejercer el trabajo particular, hoy forman parte de una mayora decepcionada.

Otra seal muy interesante a la hora de bosquejar la situacin es el bajo perfil en el lenguaje hacia la nueva istracin norteamericana, basado en el viejo estilo de atizar la confrontacin por cualquier medio.

De nada sirvieron las primeras seales de Barack Obama en pos de la bsqueda de un arreglo bilateral que requiere de un proceso, dada la intensidad y la duracin del conflicto.

La realidad es muy confusa y peligrosa. Apostar por un camino donde se refuerzan los dispositivos ms conservadores del poder, es como huir hacia adelante con los ojos vendados.

Esta opcin combinada con los efectos de la crisis econmica mundial en relacin al previsible incremento de los niveles de racionamiento, advierte que los indicadores represivos podran multiplicarse en los prximos meses. Es la nica manera de aplazar una convulsin social con reales probabilidades de degenerar en un caos.

He escuchado decir que las causas de la inamovilidad del sistema radican en la relativa recuperacin de Fidel Castro. Segn esas opiniones, el anciano lder ha vuelto a asumir sus prerrogativas de caudillo.

Me cuesta creer que Ral sea el mximo exponente de un sector afn con el pragmatismo, y que Fidel haya reasumido sus funciones. Pienso que todo es parte de un juego con tal de ganar tiempo a travs de la emisin de falsas seales de apertura y otras artimaas con las cuales vestir de espectacularidad y misterio los acontecimientos.

Hay que prepararse para observar la prxima patada a la mesa. Negociar, en el diccionario de los lderes absolutos, es rendirse. As ha sido y as ser.

Mientras se avanza por los calles del siglo XXI, cobra mayor nitidez el aviso de que el final de la revolucin podra ser apocalptico. Ojal y tal presagio quede en la historia de Cuba como otro rumor sin consecuencias prcticas.