El fin de un mito 6r4if

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, junio (cubanet.sergipeconectado.com) - Se ha roto el coro universal de la adoracin. Hay cuestionamientos, dudas y preguntas incmodas donde la apologa era el comienzo y el fin. El seor Maurice Lemoine acaba de confirmarlo en La Habana. Ha dicho que existe una campaa internacional de deslegitimacin hacia la figura de Ernesto Guevara, pilar fundamental en la iconografa de la izquierda, que presume tener la ltima palabra en la solucin de los problemas del Tercer Mundo.

Lemoine, jefe de redaccin del diario francs Le Monde Diplomatique, puso en perspectiva su rechazo a lo que describe como una ofensiva meditica enfilada a poner en entredicho el legado del guerrillero heroico, y a impugnar los procesos polticos latinoamericanos donde las fuerzas de la izquierda han tomado el poder.

Aunque prescribe en sus comentarios la superficialidad de los enfoques y el prejuicio de esos medios de prensa a la hora de tratar las referidas temticas, es oportuno sealar que existe cierta tendencia a defenderse de las crticas ponindole a las mismas el cartel de hostilidad permanente. Este pudiera ser un caso representativo dentro del esquema concebido para facilitar el avance de una ideologa que rechaza -al margen de poses humanitarias y eventuales posturas conciliatorias- la pluralidad y otros conceptos, no menos importantes, emanados del Estado de Derecho.

Al margen de una hipottica premeditacin en el desmontaje del mito guevariano, era de esperar que esto ocurriese en algn momento. La pureza y muchos de los dones que se le atribuan fueron creados a partir de una amplia y sostenida campaa de relaciones pblicas. No resultaba creble tal grado de perfeccin en un ser humano nacido bajo el mismo procedimiento en que fueron concebidos los ms seis mil millones de terrcolas. Pese a las implcitas insinuaciones divinas, la santidad que se le atribuye estuvo en concordancia con una necesidad poltica e ideolgica. Pienso que la idea del super las expectativas de quienes elaboraron el plan tras su trgica muerte en Bolivia, el 9 de octubre de 1967.

Dejar a Ch totalmente fuera del universo de las virtudes sera un absurdo, pero me asalta la pregunta: Dnde quedaron los errores, excesos y todo lo que se esconda bajo la piel de un hombre hecho del mismo material defectuoso destinado a convertirse en polvo?

En vida opt por proyectarse como un idealista radical. Quera la redencin de los oprimidos a travs de la lucha armada, y bas sus fines en la aplicacin de estrategias ms basadas en la pasin que en su real sustentabilidad. Su muerte refuerza esta tesis.

La decisin de crear focos guerrilleros en Bolivia frente a un contexto totalmente desfavorable a esos propsitos, determin su apresamiento y posterior ejecucin. Su breve experiencia militar en Congo en 1965, con similar objetivo, tambin culmin en otro fracaso.

En Cuba, fue uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Sin embargo, poco despus del triunfo revolucionario, hizo del fusilamiento una prctica que excedi el marco de la justicia para adentrarse en los mbitos de la arbitrariedad y la barbarie.

El tiempo en que se desempeo al frente del Ministerio de Industrias, se aade a la estela de desaciertos, a partir del crecimiento de los nmeros negativos al trmino de su gestin.

Estos apuntes, de ninguna manera constituyen una arista de la creciente hostilidad que el seor Lemoine describi en la intervencin ante sus colegas de la prensa oficialista. Son puentes para llegar a otros lados de la verdad. Esos que suelen desaparecer entre mitos, utopas y populismos.