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Un da de verano 6y5w2j

Adolfo Pablo Borraz

LA HABANA, Cuba, junio (cubanet.sergipeconectado.com) - Un amigo europeo contsobre su estancia, un domingo, en las playas del este de La Habana. Asegura que Cuba tiene uno de los litorales ms bellos del mundo. Aquello me enorgulleci.

Refiere el amigo que el calor lo agobiun poco, pero valila pena disfrutar de las hermosas criollas que rondaban el hotel donde se aloj. Para hacer la jornada perfecta, hasta compaa femenina consigui. Por tanto, dice que en Cuba la gente no se divierte porque no quiere. Qu ingenuo es mi amigo europeo! No sabe o no quiere saber que son muy pocos los cubanos que pueden hacer lo que l hizo ese domingo en la playa.

Como fuera del agua siempre se nada bien, me arm de paciencia para explicarle cmo es un da de verano para un cubano, y as abrirle los ojos y disminuir la ceguera inducida por la propaganda oficial.

Desconoca mi amigo que los cubanos, para pasar unda de playa tienen que gastar casi el salario de un mes, adems de las dificultades de transporte que deben enfrentar para llegar al mar, por lo que deben levantarse de madrugada para aspirar a subirse al mnibus.

Una vez en la playa, tienen que buscar con urgencia la sombra de un cocotero para cuando “el indio” (como le decimos los cubanos al sol) comience a lanzar sus flechas incendiarias. Ni pensar en las comodidades que tienen los extranjeros para evitar las quemaduras.

Por otra parte, los refrescos y los alimentos que pueden comer los cubanos no son los mismos que ingieren los extranjeros. A diferencia de los pollos fritos y las heladas cervezas que consumen los extranjeros, los nativos tienen que conformarse con panes viejos “con algo”, pizzas mal cocinadas y algn refresco instantneo, que si calma la sed, acaba con el estmago.

A la hora del regreso, los cubanos se arrepienten y maldicen la decisin de ir a pasar un domingo en la playa, porque el retorno es una verdadera proeza de hroes. A la multitud aglomerada en las paradas de mnibus no le importa pasar por encima de un nio o una anciana para montar.

Al final, el amigo entendi que los cubanos tenemos buenas intenciones y muchas ganas de divertirnos, pero tambin un mal gobierno y mucha mala suerte.
El hombre pregunt entonces cmo es posible que los cubanos, a pesar de todo, siempre tengamos una sonrisa entre los labios. Eso s que no lo pude responder.

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