LA HABANA, Cuba. – ¿Fuiste al desfile por el Primero de Mayo? ¿Sí? ¡Pues, toma apagones y bandidaje de ETECSA! Pero, sobre todo, toma bastante de la “estrategia” de Miguel Díaz-Canel para “ganar la guerra en internet”, que si no pudieron censurarte esos rincones virtuales donde te desahogas a solas, aunque sea detrás de un perfil falso en Facebook, y si tampoco lograron convertirte en una “ciberclaria” —ni siquiera al precio de un teléfono “petrolero” o la promesa de una “misión”— ahora posiblemente logren su objetivo obligándote a ahorrar tus seis gigabytes de datos, o vigilando tus conversaciones y opiniones, ¡tu círculo de amigos!, bien de cerquita con ToDus, o llegando a un acuerdo contigo —como si de verdad les hubieras ganado la pelea— porque eres estudiante, profesor o “vulnerable”. 594j6y
Porque por ahí viene la cosa desde el principio. Junto con lo de dolarizar, por supuesto, porque a GAESA le da nauseas el olor de la moneda nacional y lo harán quieras tú o no. Pero por carambola —una vez más— te llevarán engañado a donde siempre han querido llevarte, que es a obligarte a aceptar que tus derechos son privilegios, que el a internet y a la libre información lo son también, y que entonces harán una excepción contigo porque comprenden tu “situación de vulnerabilidad” o tu “necesidad”, hasta tu enojo con ETECSA, pero porque nunca pediste otra cosa que no fueran gigas de datos.
Porque nunca pediste “libertad” ni “comida”, una vivienda digna, un vasito de leche, ni gritaste “abajo la dictadura” sino solo “datos”, “internet” y eso te van a dar, sí, pero siempre y cuando los uses a su favor, o a favor tuyo, de tu egoísmo, pero jamás en contra de ellos.
Te usarán para venderle al mundo una “capacidad de escuchar” que no tienen, una democracia que no existe, y una “inocencia” que es puro teatro. Y al final terminarán haciendo lo que tenían pensado hacer desde el inicio: que es sacarle más dólares a tu familia en Miami, por menos internet, y a ti controlarte aún más, y esta vez mediante el chantaje de darte como privilegio, como excepción, lo que ya tenías y te quitaron de un día para el otro, sin avisarte, sin consultarte, sin darte tiempo a reclamar por esos 30 días que decía tu contrato, que ahora ves para lo que sirve cuando en un país la ley la escriben los mismos que te hicieron la trampa de no avisar.
Entonces, después de unos días de medir el pulso a la impopularidad, te devolverán tus datos como privilegio, incluso te los darán a menor precio porque eres un estudiante, y tú al instante cambiarás tu enojo, en principio por agradecimiento, pero más tarde por lealtad forzada cuando en la facultad, en la escuela, en el centro de trabajo, te digan que los gigas extras que te tocan ahora por la FEU o por la UJC, por el PCC o el Sindicato —en tanto fueron los que fingieron que los lucharon para ti— son “fruto del sacrificio de la Revolución” y se pagan con tu silencio, o peor, con tu “combatividad” en el ciberespacio, porque ya te han hecho saber por las malas o por las “buenas” de quiénes son las calles, la universidad y hasta el internet cuando caminas, estudias y te conectas en dictadura.
Te has dejado meter en una encerrona y no podrás salir si otra vez enfocas tu enojo en donde no es: en la empresa eléctrica cuando quitan la luz o en los habaneros porque tienen menos apagones; en la mipyme abusadora cuando no te alcanza el dinero para comer; en la tasa de El Toque cuando el dólar se dispara (aunque ETECSA la tome descaradamente como referencia); en el “bloqueo” cuando te bloquean la vida por pensar diferente o, simplemente, por no aplaudir cuando te piden que aplaudas.
Te enfocas y te enojas con la propia ETECSA cuando te marginan, te engañan, te estafan por el pecado de cobrar tu salario en moneda nacional, por la mala suerte de no emigrar en tiempo y por la desgracia de ser un “cubano de a pie”, que es lo mismo que ser “vulnerable”.
Pero en ETECSA nadie, ni su “presidenta ejecutiva”, hace nada que no le ordenen hacer. Como tampoco ningún periódico ni periodista del régimen dice, pregunta, cuestiona ni publica nada sin que antes le autoricen sus jefes, o al menos se hagan los de la “vista gorda”; y ningún “necio” hace gala de su necedad sin antes consultarlo con el “colega que lo atiende”, ni la FEU que conocemos tú y yo publica protestas y reclamos sin antes recibir una “orden de combate” de allí donde siempre las dan cuando tus demandas no han sido pactadas de antemano, y la espontaneidad los asusta mucho.
Mientras sigas reclamándole a ETECSA y aceptando ese guion mal elaborado, donde una recua de funcionarios “no midieron las consecuencias” —cuando lo único que han hecho es implementar tal cual lo que les “orientaron de arriba”— no conseguirás nada bueno y permanente, irrevocable, y esta “crisis” evolucionará hasta el punto donde han querido que evolucione, y ese será el momento en que tu te resignas y te das por vencido, o te conformas con imaginar que tu opinión importa, que los obligaste a retroceder, que te respetan, que te escuchan y que, por demás, salvaste tus gigas de conexión.
No se trata de ETECSA, se trata de ti, y entonces el problema eres tú. Hay que ir más allá, e ir con todo por algo más que gigas de datos. Porque al mismo tiempo que fingen escucharte, desde las páginas de Granma te están amenazando a ti, pobre hombre y mujer simplemente enojados, con meterlos a la cárcel por algo tan absurdo como “terrorismo en las redes”, y con el pretexto de un “ejercicio policial”, despliegan en las calles decenas de camiones cargados de “boinas negras” y carros de bomberos como antimotines, por si insistes en no aceptar que oponerse a la dolarización, así como a la oscuridad, al hambre, al abuso de poder, en Cuba constituye un delito.
Sabían lo que traería de “bueno” y de “malo” el paquetazo de ETECSA, midieron bien las consecuencias, y por eso no te lo dijeron antes del Primero de Mayo. Lo aplazaron para que tú desfilaras tal como ellos querían y hasta te hiciste la selfi en la Plaza de la Revolución y la subiste a tu perfil, la divulgaste en las redes, mientras ellos, los que de verdad te han estafado siempre, se reían de ti, sabiendo lo que harían contigo, siempre tan dócil y obediente, unos días más tarde.
Cuba no agoniza “por falta de divisas”, Cuba se muere porque una dictadura se resiste a morir y nos está matando a paquetezos y mentiras, a mediocridades y abusos. Nos están usando, y mucho peor, nos están enfrentando unos contra otros para distraernos (con los apagones, con los datos, con el hambre, con las mipymes, con el “químico”, con el reparto y con el “bloqueo”), para que miremos como zombis o como bestias hacia donde no es, mientras una élite de bribones saquea los restos del país que ya destrozaron y que no les importa, porque no tienen planes de quedarse a arreglarlo, porque están muriendo de viejos y han puesto a sus familias a salvo, bien lejos de sus experimentos. Porque el verdadero negocio del castrismo siempre ha sido saquear, estafar, llevarte a la miseria para conseguir ayudas externas, salvarse a costa tuya, y que a pesar de todo lo mal que vives se lo agradezcas.