AREQUIPA, Perú – Reina Fleitas, profesora titular del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, aseguró que los embarazos de niñas y adolescentes en Cuba suelen producirse más en mujeres mestizas y negras, desvinculadas del estudio o el trabajo y en viviendas con bajos ingresos y en condiciones precarias. 5y1x1r
Un reporte del medio oficial Cubadebate, dedicado a la problemática cubana del embarazo en menores de edad, señala que el tema está asociado además a los matrimonios en edades tempranas.
Pese a que el nuevo Código de las Familias aprobado en 2022, emparejó la edad de matrimonio para ambos sexos en los 18 años y eliminó la autorización excepcional de las niñas para casarse a partir de los 14 años de edad y los varones a partir de los 16, entre 2016 y 2018 se formalizaron 61.203 matrimonios de menores en Cuba.
Según datos del Anuario Demográfico de Cuba de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), del citado total, 354 matrimonios formales fueron en edades comprendidas entre los 14 y 15 años.
“Solo en 2022 se registraron 918 matrimonios de jóvenes entre 14 y 17 años, muchos de ellos con parejas bastante mayores, incluyendo hombres que tenían más de 50 años”, explicó Fleitas.
Ese mismo año, el último sobre el que existen estadísticas oficiales, 15 adolescentes de menos de 15 años también contrajeron matrimonio, mientras que del grupo de entre 15 a 19 años fueron 3.987 las uniones formales.
Asimismo, el 6,2% de las mujeres cubanas entre 15 y 49 años se había casado o unido antes de cumplir los 15 años, apunta la última edición de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), realizada en 2019 por el Ministerio de Salud Pública con apoyo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Las niñas entre diez y 14 años, indica Fleitas, tienen una diferencia de edad con sus parejas de 8,9 años como promedio, mientras que la edad mediana del primer matrimonio o unión en Cuba descendió de 15,8 años en 1990 a 15,4 en 2014.
“Esta diferencia de edad que existe entre la muchacha y su pareja, la colocan en una posición de desventaja total, en tanto se produce una relación de poder asimétrica, donde las posibilidades para tomar decisiones propias para su autonomía corporal, económica y política se reducen cada vez más”, señala la investigadora.
“Otra característica del tipo familia que configuran estas muchachas es que no tienen calificación profesional o técnica. Por supuesto, esto limita las posibilidades de acceder a empleos con mejores condiciones y remuneración”, añade.
La mayoría de las madres adolescentes en la Isla, apuntan los estudios referidos por Cubadebate, especialmente las más jóvenes, no trabajan y se dedican a las labores domésticas y de cuidado, lo que limita sus oportunidades educativas y laborales.
Estadísticas oficiales indican que los embarazos y nacimientos adolescentes son más altos en la región oriental del país, precisamente las más pobres. Las Tunas (22,7%), Holguín (21,3%), Camagüey (20,5%) y Granma (20,3%) presentan los mayores porcentajes de nacimientos de madres adolescentes.
Además, existe una mayor tasa de embarazos adolescentes en las zonas rurales, aunque hay excepciones, como Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, donde la tendencia es mayor en las zonas urbanas.
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